Creo
que muchas veces te cansas de querer tanto a alguien que quisieras no volver a
quererle nunca más.
¿No
les ha pasado? ¿Acaso soy yo la única loca que piensa así?
Y es
que, después de dar muchas oportunidades a una relación y en especial a la otra
persona con la que conformas dicha relación, te cansas de ser quien empuje el
bote y no recibir apoyo alguno; una relación de trabajo, amistad, de familia o
de pareja depende siempre de todos los involucrados, y si tú estás siempre
pendiente del otro, queriendo apoyarle en todo pero recibiendo de su parte
desplantes y malos ratos, debes detenerte y pensar si realmente eso te hace
bien, si te hace feliz, si es lo correcto y si es una relación sana tanto para
ti como para la otra o las otras personas.
En
cuanto a las relaciones de familia sabes que aunque te hace daño una mala
relación con alguien siempre estarás unida a esa persona por los lazos de
sangre, podrías buscar la manera de sanar esa relación y llevarla en paz, pero
sí no funciona lo mejor es cortar contacto para no herirte o herir al otro, lo
mismo pasa en una relación de amistad o romántica, si la otra persona no hace
más que herirte con sus actitudes, desplantes o palabras, deberás armarte de
valor, llenarte de amor propio y dejar de lado esa relación e incluso a esa
persona, que no se atreve a disculparse, que no quiere aceptar sus errores y
que demuestra que lo único que quisiera es que salgas de su vida, ¿por qué
cuando te tratan de cierta manera, te dan a entender que no te quieren en sus
vidas, te empeñas en seguir ahí?
Por
el simple hecho que quieres mucho a esa persona, pero por más que le quieras o
ames, hay un amor que vale mil veces el amor a cualquier otro ser y es el amor
propio y es ese el que te dice: apártate, sigue tu camino y sé feliz solo/a o
con alguien más pero aquí ya no lo eres y difícilmente lo serás. Es difícil afrontar
esa verdad, darte cuenta que no te quieren, duele y mucho, pero darte cuenta de
cuánto puedes darte en amor a ti mismo llena de alegría el alma y es una buena
cura para ese dolor.
Al
principio querrás volver a esa persona, llamarla, buscarla pero si ni te
manifiesta interés de qué vale, te hace
más daño así que lo mejor es cortar todo contacto, empeñarte en amarte más y
que el tiempo y la vida digan que viene a continuación. Llega un momento en que
desearías no querer tanto a esa persona, pero lo mejor que puedes hacer y
además porque es imposible dejar de querer a alguien de la noche a la mañana, (aunque
a veces te hieren tanto que casi como un milagro sucede) lo mejor es todo ese
amor que sientes, todos esos sentimientos entregártelos a ti mismo/a y no
desear nada más que lo mejor del universo a esa otra persona.
Quizá
algún día se dé cuenta de tu existencia y de lo importante que eras en su
proceso de vida o experiencia en este plano, quizá nunca lo haga pero por tu
parte recordaras lo que aprendiste a su lado, sabrás que gracias a esa persona
te amas más y sobre todo sabrás que aprendiste a amar tanto a otros como a ti
mismo, la principal razón por la que existimos como humanidad es por el Amor y
es que Dios nos ama tanto que nos permite vivir en libertad lo que sea que
deseamos vivir y nos permite amar e incluso odiar con la intensidad que lo
deseemos, así que ese sentimiento y esa relación no fue más que una forma más
de amor, una experiencia que añades a tu libro karmico y que siempre, siempre
deja una huella en tu ser.
Aunque
desees no querer más a esa persona, mejor desea seguir queriéndola pero sin los
sentimientos tristes que te hacen desear no quererle más, hablar contigo mismo
y date cuenta por qué estás deseando no quererle más, descubrirás que tus
razones son erradas y que sólo debes querer a esa persona en paz, alegría y
armonía, incluso cuando ya no esté en tu vida y cuando quizá nunca más podrá
volver a estar. Sólo ama, siente lo que llevas dentro pero trasmutado para que
no te dañe y no te afecte. ¿Cómo? El espíritu siempre sabe cómo hacerlo, déjale
mostrarte las señales de ello y descubrirás que se puede recordar y amar un
pasado sin dolor y sin sufrimiento, un amor libre, sano y verdadero que sólo tú
sabrás que está ahí. Pero para querer no se necesitan testigos, solamente
sentimientos.