lunes, junio 27, 2011

NO SIEMPRE SE DICE ADIÓS

Las despedidas no son algo que a todos nos guste. Muchas veces son tristes, otras veces llenas de amor y otras pueden dejarte sin esperanza pero cuando se hace necesario despedirnos de un estilo de vida, de un lugar, cosa o persona cuando ya su función en nuestra experiencia de vida no es suficiente, no se requiere por alguna razón o simplemente debe ser así para darle paso a un bien mayor o una experiencia de vida diferente.

Cuando una persona llega a nuestra vida, no importa el tiempo que nos acompañe en nuestro caminar, nos forma, nos llena, nos permite ser quien somos por el sólo hecho de conocerle y es de eso de lo que nos es tan difícil despedirnos, de eso que ya somos por haberle conocido, somos un poco de cada una de las personas que conocemos, somos un poco de todas las experiencias que vivimos, de los libros que leemos, de las palabras dichas, todo eso es lo que somos. Con las palabras, las acciones y sus sentimientos demostrados las personas hacen de nosotros lo que somos, lo que seremos y seguiremos siendo incluso cuando ya no están a nuestro lado. De eso no podemos despedirnos, ya está integrado en nuestro ser, será parte de nuestra esencia y de nuestro interior fuese como fuese la relación con ese alguien, ya es parte de nosotros, un poco de ellos está en nosotros y es lo que somos.

Hay personas, experiencias, lugares y cosas de las que no podemos despedirnos o más bien no queremos despedirnos, sin embargo a veces es necesario separarnos de esas personas, cambiamos la ruta del camino y lo mejor es seguir ese camino sin mirar atrás, sin apegarnos a esas personas que quedan o se van, por eso el despedirnos se hace necesario, para sentir que soltamos a esa persona, situación, lugar o cosa, para sentir que la dejamos libre y a la vez nos liberamos a nosotros mismos para hacer, conocer y tener novedad en nuestra vida, para llegar a lugares nuevos y que como los que dejamos atrás nos darán de sí lo mejor y nos permitirán SER, seremos en un futuro un poco de esos nuevos lugares, personas, experiencias y cosas que viviremos.

Y aunque en el fondo digamos adiós a alguien o a una experiencia, en el fondo y en el silencio de nuestro corazón sabemos que nunca diremos adiós, tan solo será un hasta luego, un hasta siempre, pues siempre estarán en nosotros y nosotros en ellos, quizá hasta en algún punto los caminos se vuelvan a cruzar y veamos de nuevo esos lugares, experiencias o personas. Hay gente de la cual debemos despedirnos, pero en verdad. NO ES UN ADIÓS.